Laberinto
La película narra la historia de una adolescente que se niega a abandonar sus fantasías y se enfrenta a una nueva condición: Ser la hermana mayor. Las responsabilidades y el mundo de los adultos no le atraen, vive enamorada del rey de los gnomos porque él le puede brindar una burbuja de fantasías. Harta de su condición de impotencia, típica de la niñez, evoca al rey de los gnomos para que se lleve al bebé y pueda seguir con su mundo de libros y juguetes. Sin embargo, se arrepiente y atraviesa un laberinto donde nada es lo que parece y las reglas son injustas. En el camino hace amigos, quienes no son más que los muñecos que tiene en su cuarto, éstos le ayudan a resolver el laberinto y salva al bebé de ser convertido en otro gnomo. Al regresar a la tranquilidad de su cuarto contempla al bebé durmiendo en la cuna y asume su nuevo rol de persona mayor, empieza a guardar sus juguetes, pero al verse al espejo se da cuenta de que siempre necesitará de sus fantasías y hace una gran fiesta con los personajes de su laberinto.
Esta historia nos muestra cómo una niña se convierte en mujer. Sara no quiere asumir la condición de ser mujer por los recuerdos de la madre muerta, es decir, no quiere dejar la seguridad materna y su legado de cuentos de hadas. Al igual que el Quijote se cree sus propias fantasías y concentra en su habitación una trinchera donde ella puede seguir siendo niña. Esos muñecos y juguetes le dan la seguridad que no encuentra en el mundo real. Escapa a un libro porque detesta su realidad. De esta situación se aprovecha el rey de los gnomos, que a pesar de su apariencia tiene la potencia viril del poder masculino (basta verle los pantalones) y necesita al bebé para que se convierta en otro gnomo, pues son los súbditos (sus gnomos) los que le dan la condición de rey. Envía a la muchacha a cruzar un laberinto que en realidad es el mundo real lleno de trampas, pero que a pesar de su horror está plagado de personajes que le roban el corazón; tanto que podrían hacer perder la noción de lo que realmente está buscando: Salvar al bebé que puede ser traducido por salvarse a sí misma y salvar su condición de mujer (La maternidad). Algo que al rey de los gnomos no le hace gracia porque este ser vive de lo que pierden los demás, no por nada tiene muchos súbditos. “Obedéceme y seré tu esclavo” le dice a Sara y con esta antítesis le ofrece un mundo inexistente. Ante esa propuesta a Sara le quedan dos caminos o seguir sus ensoñaciones y entregarse a vivir en la burbuja o salvar al bebé y regresar a casa. La niña se vuelve mujer y le grita “Tú no tienes poder sobre mí”. Palabras suficientes para que el rey pierda y se vaya volando convertido en un búho. Al final siente que debe olvidar a sus fantasías pues siente que sólo la han perjudicado, no obstante el espejo le demuestra que ella podrá crecer pero su esencia puede seguir intacta porque hay algunas mujeres que no se amargan en un laberinto, ni entierran los dulces juguetes para que ya no las dañen más, hay mujeres que no tienen miedo de decir: ¡Los necesito! Y tratan de hacer una fiesta en la soledad del espejo, aunque sea mientras el bebé duerme.
La película narra la historia de una adolescente que se niega a abandonar sus fantasías y se enfrenta a una nueva condición: Ser la hermana mayor. Las responsabilidades y el mundo de los adultos no le atraen, vive enamorada del rey de los gnomos porque él le puede brindar una burbuja de fantasías. Harta de su condición de impotencia, típica de la niñez, evoca al rey de los gnomos para que se lleve al bebé y pueda seguir con su mundo de libros y juguetes. Sin embargo, se arrepiente y atraviesa un laberinto donde nada es lo que parece y las reglas son injustas. En el camino hace amigos, quienes no son más que los muñecos que tiene en su cuarto, éstos le ayudan a resolver el laberinto y salva al bebé de ser convertido en otro gnomo. Al regresar a la tranquilidad de su cuarto contempla al bebé durmiendo en la cuna y asume su nuevo rol de persona mayor, empieza a guardar sus juguetes, pero al verse al espejo se da cuenta de que siempre necesitará de sus fantasías y hace una gran fiesta con los personajes de su laberinto.
Esta historia nos muestra cómo una niña se convierte en mujer. Sara no quiere asumir la condición de ser mujer por los recuerdos de la madre muerta, es decir, no quiere dejar la seguridad materna y su legado de cuentos de hadas. Al igual que el Quijote se cree sus propias fantasías y concentra en su habitación una trinchera donde ella puede seguir siendo niña. Esos muñecos y juguetes le dan la seguridad que no encuentra en el mundo real. Escapa a un libro porque detesta su realidad. De esta situación se aprovecha el rey de los gnomos, que a pesar de su apariencia tiene la potencia viril del poder masculino (basta verle los pantalones) y necesita al bebé para que se convierta en otro gnomo, pues son los súbditos (sus gnomos) los que le dan la condición de rey. Envía a la muchacha a cruzar un laberinto que en realidad es el mundo real lleno de trampas, pero que a pesar de su horror está plagado de personajes que le roban el corazón; tanto que podrían hacer perder la noción de lo que realmente está buscando: Salvar al bebé que puede ser traducido por salvarse a sí misma y salvar su condición de mujer (La maternidad). Algo que al rey de los gnomos no le hace gracia porque este ser vive de lo que pierden los demás, no por nada tiene muchos súbditos. “Obedéceme y seré tu esclavo” le dice a Sara y con esta antítesis le ofrece un mundo inexistente. Ante esa propuesta a Sara le quedan dos caminos o seguir sus ensoñaciones y entregarse a vivir en la burbuja o salvar al bebé y regresar a casa. La niña se vuelve mujer y le grita “Tú no tienes poder sobre mí”. Palabras suficientes para que el rey pierda y se vaya volando convertido en un búho. Al final siente que debe olvidar a sus fantasías pues siente que sólo la han perjudicado, no obstante el espejo le demuestra que ella podrá crecer pero su esencia puede seguir intacta porque hay algunas mujeres que no se amargan en un laberinto, ni entierran los dulces juguetes para que ya no las dañen más, hay mujeres que no tienen miedo de decir: ¡Los necesito! Y tratan de hacer una fiesta en la soledad del espejo, aunque sea mientras el bebé duerme.
