¿Pedías dulces en Halloween? No, nunca y no es porque fuera una criollaza, sino porque en los 80´s de mi infancia crecí en una burbuja. Tocan a mi puerta unos niños con disfraces descoloridos y siento envidia, yo también quisiera salir a pedir dulces sobretodo chocolates y disfrazarme de Peter Pan, aunque por mis formas me digan que más parezco Campanita. El Halloween para mí significa brujería y disfraz. Por eso digo que es mi día, porque soy una bruja, sólo soy princesa para mis padres. Soy una bruja porque no tengo una edad definida, puedo engañar a cualquiera con mi cuerpo y mi voz., puedo ser una anciana o una adolescente con el corazón de una niña dulcemente tenebrosa. Además tengo gran afición por los gatos y la cocina. Puedo curar el alma de los que quiero con mis chocolates y conjurar a la soledad con la música de mi paleta. Para volar no necesito de una escoba, mis libros ayudan bastante y la poesía me manda al espacio como bala de cañón, pero debo confesar que muchas veces barriendo mi casa he volado alto imaginando qué se sentirá … hasta que un grito ¡Apúrate, floja! me hacía dar cuenta que hasta la bruja de los cuentos tiene mamá. Hoy me disfracé de Miss Elsa, de amiga, de hermana y es agotador tanto que apenas pude me dormí profundamente para soñar con el tenebroso mundo de Jack porque es allí donde pertenece mi alma de niña fuera de temporada, el mundo de las más tiernas y absurdas sombras, donde puedo correr libre con alas de petate marchando hacia encuentros y desencuentros con la fugaz e inextinguible magia de los juguetes.
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