Después de muchos años decidí retomar este blog. El autismo de mi hija y otras cosas me alejaron de todo lo que me gustaba hacer, pero he retornado a la luz y la tinta debe seguir jorobando al papel y la lámpaza azul no se ha apagado. Hay mucho que escribir y el domingo no alcanza con todo lo que hay por hacer. Termino mi clase particular de Literatura como a las 8. Me suelto el cabello y la cabeza se relaja. Y sigo preparando más clases. Más cuentos, más poemas. Recordaré este tiempo de pandemia como muchos que teletrabajan por arriba el saco y la blusa y por abajo mi pijama y mis medias gruesas de domingo. El tiempo pasa y mis ojos en la pantalla, pensando en qué estará haciendo Luna que está silenciosa, traviesa destrozando algo y no me equivoco. Busco mis Nik de vainilla en la cartera y terminan en el suelo. Un domingo full, uno más de pandemia y estoy agradecida por tener tanto que hacer.
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