mujer-cita

Hoy me complique la existencia por verme presentable, empezaron por ponerme un montón de cosas pegajosas en los ojos, me corrigieron las imperfecciones (pecas huequitos y barritos ¿Se podrá hacer eso con mi escritura llena de baches?), depilaron mis míseras cejas y pintaron mis expresivos labios con un tono suave para aplacar el volumen (muy rojo=puta, muy brillante=reputa) Cogieron mis rebeldes cabellos y le acentuaron su crespor, ni el más apasionado abrazo los hubiera movido de su sitio y me puse aquel vestido de graduación en un cuerpo tatuado y pierciado, en un cuerpo que no reconocí en el espejo, un cuerpo extraño y mejorado. No sé por qué pero no me puse triste, aquel vestido ya no me supo a pasto verde ni a dolor, debe ser porque a pesar de todo lo que sucedió esa noche fría en ese césped húmedo y con aquel gusano ya extirpado no derramé ni una sola gota de sangre. Mi vestido que no quise mirar por mucho tiempo estaba como nuevo ¿Por qué no lo tiré después de lo que pasó? Porque fue un regalo de mi madrina, que no es un hada, es una modista humilde que siempre procuró vestir decentemente a su ahijada. Usé joyas baratas pues yo soy la joyita según mis vecinas. Ya en la ceremonia todos me vacilaron y conservo un buen halago. “La cenicienta se escapó del baile”. Sí, eso mismo, me escapé del baile desde que nací, yo no soy una princesa, sino una bruja porque si yo fuera la cenicienta me escaparía de ese mugre baile todas las veces que fuera necesario sin dejar mi zapato simplemente porque es imposible hallar un príncipe en este planeta, un amor verdadero no acaba en la medianoche. Fue grato ser halagada, la mujer que diga que no le gustan los piropos miente y no es una persona de fiar aléjense de ella porque puede ser peligrosa. Mi jefe me dijo que era la revelación de este año pero no es cierto, sólo soy un cangrejito bajo la luna de verano, una cajita de música eterna. Todos estos ingredientes frescos y podridos bien licuados y a baño María dieron como resultado esta versión de mí, una de las Elsas más marcianas que tengo.